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viernes, 24 de febrero de 2017

Scala Santa

Llovizna en Roma y ya estamos listos para dormir. No pude hacer el check in para Tel Aviv, por las dudas iremos con antelación suficiente al mostrador de la línea low cost en Fiumicino. Otro día importante, con visita (y misa) en la imponente San Pablo extramuros (está allí su tumba), las catacumbas de San Sebastián, una yapa histórica: las fosse ardeatines (Priebke), luego la fortaleza Castel san angelo y un cierre despedida final de la basílica san Pedro. Ya de noche, regrese al hotel pero Juan B siguió la recorrida visitando iglesias. Mañana decidimos no tener algo fijo en conjunto, yo iré un rato por el circuito clásico de fontana di Trevi - plaza Navona y Juan B quizá a la cúpula de San Pedro, algo tranqui que le permita recuperar sus menguadas fuerzas.

Quería comentar la visita a la Scala Santa, que engancha con la segunda parte del viaje. Esta ubicada en un edificio de la piazza san Giovanni in laterano, enfrente a la basílica. Son 28 escalones que se suben de rodillas, que fueron traídos, según una antigua tradición, por Elena, la madre del emperador y utilizados por Jesus para subir al Pretoria durante la Pasión. Cuando estemos en la ciudad vieja de Jerusalén, completamos la historia, pero lo cierto es que valió la pena la visita, recomendable, un momento de oración.




Enviado desde mi iPad

Estamos protegidos por el ejército.

Hola a todos, gracias por el aguante, mañana a la noche nos vamos a Tel Aviv a comenzar la peregrinación en Tierra Santa. Llegaremos bien, quizá algo cansado Juan Bautista de caminar la ciudad eterna. Algo que me llama la atención es el nivel de seguridad para ingresar a las basílicas, al menos las más importantes, los carabineros acompañan, pero es el ejército quien está al mando, colocan las vallas exteriores que ordenan entrada y salida de los visitantes, levantan gazebos con modernos equipos de scaner y portan unas armas que hacen que las de los videojuegos parezcan un chiste. La seguridad está garantizada. Con este circo, por ejemplo, entrar a san Pedro puede llevar tranquilamente una hora, ponen no más de tres controles y el ingreso se demora, no falta aquel que tiene sus bolsillos desbordantes de monedas y la chicharra del scaner salta (luz y sonido) y te deja medio anonadado. Hasta que te acomodas y superas la prueba, la cola se lleno de peregrinos, turistas y coreanos. Son cosas de estos tiempos.