Llevo una hora tomando el desayuno con las monjas de patriarcado latino y sigo sin novedades del compañero. ¿Estará agotado? Las estadísticas indican que los jóvenes urbanos en un viaje al quinto día necesitan una mañana para cambiar el aire, recuperar fuerzas. ¿Será así? Con el ausente compartimos la admiración por las Cruzadas, especialmente por el soldado anónimo, el cruzado desconocido, aquel que la historia no refleja sus gritos, sus dolores, sus sentimientos, ni sus ampollas. ¿Por que claudicar entonces?
Estamos a dos cuadras del jardín de los bahianos, una secta del islam que parece que se hizo fuerte acá.
Saludos,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario