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miércoles, 1 de marzo de 2017

Seforis. Cana. Monte Tabor. Tiberias.

Nos gusta Galilea. Se lo ve bien. Las localidades con preeminencia judia son más ordenadas y limpias que las palestinas. Se ve aquí claramente en Tiberias, capital de Galilea. Nos despedimos de los frailes en Seforis luego de la misa rumbo a Cana, ciudad del primer milagro. La capilla es chica pero bien puesta. Varios matrimonios filipinos vestidos de casamiento para renovar promesas, ruidosos, divertidos. Nos retiramos con garúa y llegamos con lluvia al monte Tabor, gracias a la precisión suiza del garmin. Otra gran tarea de los franciscanos -que están cumpliendo 800 años de custodia- en el mantenimiento de la iglesia, del hospicio y el convento en la cima misma del Tabor. Rezamos, agradecimos, leímos el evangelio, Huellas de nuestra Fe, nos conmovimos. También por aquí tuvieron presencia los benedictinos. Pasaron varios contingentes de peregrinos y no nos queríamos ir. Imaginamos a través de la llovizna la vía Marís, el camino que unía oriente, Siria, con Egipto. No salieron buenas las fotos de la llanura. Un momento esperado, pero que aún así nos sorprendió.

Luego Tiberias, recorrida a pie y auto de la city. Y Magdala, ciudad donde se dice fue oriunda María Magdalena. Mañana nos espera otra jornada intensa, Tagbha, Cafarnaun, Betsaida, Kursi, Monte de las Bienaventuranzas. Ojalá.

Esta tarde no quisimos navegar por el mar de Galilea por que no estaba lo suficientemente encrespado. Veremos mañana si se agita un poco. Abrazo y ya falta poco para llegar a Jerusalén, allí donde empezó todo.

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